No sé a vosotros, pero a mí Enero se me está pasando volando. Hace nada era Navidad y hoy veo que en la tele ya están anunciando Carnavales. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo.
La verdad es que para mí Enero y Febrero son meses largos y pesados. Hace frio y no hay ninguna fiesta grande que celebrar. Empezar el año así se me hace cuesta arriba, pero cuando llega Marzo parece que esa especie de hibernación llega a su fin. Los días son más largos, hay más luz y el sol empieza a calentar.
Pero bueno, no nos adelantemos tanto en el tiempo que aún no ha acabado el mes y yo ya estoy pensando en la primavera. ¡Luego me quejo yo de la tele!
Si hay algo que haga especial Enero, es que mi catador cumple años :)
Hace un año por estas fechas ya tenía claro cuál iba a ser su regalo y su tarta de cumpleaños. En cambio este año no tengo ni tarta ni regalo. Llevo unas semanas que apenas he podido pararme a pensar en ello, por más que me hubiera gustado. Menos mal que lo celebraremos dentro de dos semanas, cuando volvamos a estar juntos. Digo menos mal porque podré disponer de tiempo suficiente para poder prepararlo todo y sorprenderle.
Le pregunté qué le apetecería este año, y me respondió, cómo no, que la única condición que debía tener la tarta es que fuera de chocolate, y cuantos más tipos de chocolate mejor. Así que ahí estoy dándole vueltas todavía. Sea cual sea, espero poder publicarla y que me déis vuestra opinión.
Hoy os traigo una receta que se me antojó por culpa del restaurante italiano del que os hablé en el anterior post. Cuando fuimos, nos pedimos la Caponata, ya que según opiniones que leí por la web, era de los mejores platos que este restaurante ofrecía. Y la verdad es que así fue. Así que ni corta ni perezosa, decidí preparar el plato en casa.